Soñé que el dolor se llenaba de flores,
formaba un camino largo y sinuoso
que atravesaba ciudades, campos,
montañas y bosques.
Al llegar al fondo del mar eran algas
verdes y azules que bailaban misteriosas
al compás de la corriente.
En el desierto se hicieron tan altas
que sus pétalos rozaron las nubes.
Cuando desperté las flores
se habían marchitado.
Ana Fondevilla
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